Siempre ha habido diferentes mitos y creencias equivocadas en torno a la cirugía estética, plástica y reparadora. Según mi experiencia como cirujano desde hace más de 30 años, muchos de ellos tienen sus cimientos en experiencias poco satisfactorias debidas al empleo de técnicas quirúrgicas que no han seguido los protocolos médicos adecuados y las han ejecutado, con toda probabilidad, cirujanos no certificados. [Antes de interesarte por un cirujano, investiga si está certificado por la sociedad de cirugía estética del país en el que ejerce. (Contacta si deseas obtener más información sobre las certificaciones oficiales de cirugía plástica)].
Estos son algunos de los mitos más extendidos sobre cirugía plástica (y que se pueden desmontar):
1er MITO: Si me opero la cara, perderé expresividad
REALIDAD: En lo que respecta a la cirugía facial (también conocida como lifting o ritidoplastia), uno de los mitos recurrentes es el que afirma que el paciente que se somete a un rejuvenecimiento facial pierde su expresión o expresividad facial. Y aunque es el caso de muchas personas, esto no ocurre cuando el paciente está bien operado.
El principio fundamental que siguen los cirujanos plásticos certificados y con credenciales en este tipo de cirugía es el de la naturalidad, que se consigue siempre que no se toquen los «cuatro puntos sagrados del rostro», a saber: los dos cantos externos de la boca y los dos externos de los ojos. De hecho, estos son los puntos que se modifican cuando se quiere dar una expresión triste o alegre a la cara (y son los que se maquillan los payasos en sus actuaciones).
2º MITO: Si me infiltro, estoy evitando la cirugía y obteniendo los mismos resultados
REALIDAD: Relacionado con lo anterior, actualmente hay una corriente que afirma que las infiltraciones con bótox (toxina botulínica) o vitaminas son una opción a considerar frente a la cirugía plástica tradicional de rostro.
Sin embargo, la mayoría de los cirujanos plásticos de escuela están en contra, pues se trata de una técnica que ofrece un beneficio transitorio con consecuencias a mediano y largo plazo menos beneficiosas que las que proporciona una intervención quirúrgica.
Y es que muchas de las sustancias que se infiltran no se pueden reabsorber por el organismo y con el movimiento muscular natural del rostro comienzan a migrar profundizándose o quedándose en las capas más superficiales, lo que, en ambos casos, ofrece resultados estéticos poco favorables. En el siguiente vídeo explico con detalle las consecuencias del bótox:
3er MITO: La liposucción adelgaza
REALIDAD: La liposucción es una intervención que se focaliza en la remodelación de zonas localizadas del cuerpo y lo que hace es más bien ayudar a los pacientes a deshacerse de esa grasa rebelde que ni la dieta ni el deporte han sido capaces de eliminar. Pero en ningún caso hace que el paciente adelgace en general ni cambie su metabolismo sin haber ajustado previamente sus pautas de alimentación o estilo de vida.
4º MITO: Las clínicas baratas (o low cost) no merman en calidad
REALIDAD: Aunque la cirugía estética, como muchos otros servicios, se ha democratizado en los últimos tiempos, hay que tener cuidado con las ofertas milagrosas y con quienes prometen resultados satisfactorios sin contar con un adecuado entorno hospitalario o la formación y experiencia necesarias. Como recomendación general, no busques bajos costes o promociones, busca confianza, calidad y seguridad.
5º MITO: La cirugía estética resuelve todos los problemas psicológicos del paciente
REALIDAD: Las intervenciones de carácter estético deberían ser un impulso a la autoestima de quien se somete a ellas y no la única esperanza para mejorar su imagen y la visión que tienen de sí mismos.
En definitiva, existen muchos mitos y visiones en torno al mundo de la cirugía plástica, pero solo debemos poner nuestra atención en una máxima: la búsqueda de la calidad, la seguridad y la garantía profesional.